Un favor a la derecha

250615 - Jadín SamitPor Jadín Samit Vergara.
Twitter: @JadinSamit.

“La falta de unidad en el centro e izquierda le acaba de hacer un favor a la derecha: aumentar la posibilidad de una segunda vuelta entre dos candidatos conservadores”.

Ya se sabía desde hace meses que las próximas elecciones presidenciales en Colombia serán, cuánto menos, caóticas, no solo por la cantidad de candidatos, que alcanzó a estar por encima de los cincuenta, sino por la lista de temas transcendentales que estarán en la agenda. De repetirse el modelo del plebiscito del 2016 es claro que habrá desde estrategias de desinformación y política sucia hasta la tradicional compra y venta de votos.

En ese panorama, y sabiendo que Colombia es un país con tendencia a la derecha política, no es de extrañarse que los conservadores fueran los más opcionados a ganar, incluso en la primera vuelta.

Lo único capaz de garantizar la posibilidad de una Presidencia de centro, o al menos de derecha moderada, era recurrir a una coalición fuerte, amplía y capaz de movilizar los votos de distintas regiones. Lastimosamente los egos y el afán de liderazgo fueron más fuertes que la idea de construir colectivamente.

Para ser más precisos, al agrupar las candidaturas a la Presidencia saldrían dos grupos significativos. De un lado están las coaliciones: la de “la decencia” (¡vaya nombre se han buscado!) donde estarán Gustavo Petro y Carlos Caicedo, en nombre de la izquierda; la Coalición Colombia, que se autodenomina como de centro político y cuyo candidato será Sergio Fajardo (por firmas), con el apoyo de Claudia López (partido Verde) y de Jorge Robledo (Polo Democrático), y finalmente estará Colombia Despierta, donde Alejandro Ordóñez (exprocurador anulado y ultra católico conservador), Marta Lucía Ramírez (conservadora de toda la vida) e Iván Duque (Centro Democrático, Uribe en cuerpo ajeno), elegirán candidato único para representar a la derecha más radical.

Por otro lado estarían los que se fueron independientes, la mayoría en un acto de osadía egocéntrica, como Germán Vargas Llegas (que nadie salga con eso de que es independiente, porque suena a chiste: ¡claramente es de Cambio Radical), Piedad Córdoba (izquierda por firmas, aunque con muy pocos votos), Humberto de la Calle (por el malogrado partido Liberal), Viviane Morales (cristiana confesa y derechista por el partido Somos), Juan Carlos Pinzón (conservador por firmas que no llegará al 2% de los votos), Clara López (de izquierda moderada y cercana a los liberales) y Rodrigo Londoño (de Farc).

Así las cosas hay dos hechos que son claros: uno, nadie ganará en primera vuelta. Dos, quien resulte elegido de la coalición Colombia Despierta pasará a la segunda ronda gracias a los votos conservadores y los de Uribe.

La cuestión es quién será la otra persona que pase: ¿los derechistas Vargas Lleras o Viviane Morales, la izquierda radical representada por Petro o el centro liderado por Fajardo o De la Calle? Los otros no tienen opciones.

En un panorama tan godo, lo responsable por parte del centro político era hacer una alianza estratégica que los impulsara. Llegar como candidatos independientes a primera vuelta hará que se resten votos entre ellos, dejándole más posibilidades a alguien como Germán Vargas Lleras que tiene a toda la maquinaria politiquera de su lado.

La falta de unidad en el centro e izquierda le acaba de hacer un favor a la derecha: aumentar la posibilidad de una segunda vuelta entre dos candidatos conservadores, opuestos a los Acuerdos de Paz, a los derechos de las minorías y con un pasado de corrupción y paramilitarismo difícil de sostener.

En unas elecciones con tantos candidatos capaces de fraccionar al país entre amores y odios y entre derecha e izquierda radicales, la meta debió ser encontrar un tercero neutral capaz de canalizar el no todo vale, el miedo al famoso castrochavismo y al paramilitarismo, el voto joven y de opinión y el rechazo a la corrupción. Aún estamos a tiempo, aunque con menos probabilidades.

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